Los que nos dedicamos a los antivirus y la seguridad digital, sabemos que la seguridad total no existe, pero cuando los malos consiguen afectar a una entidad tan poderosa como el Ministerio de Defensa de España, no podemos disimular que nos dan escalofríos.

El pasado marzo, saltó una noticia nada habitual. El Ministerio de Defensa de España reconocía que una de sus redes llevaba infectada más de dos meses.
La red afectada se llama WAN PG nombre corto por el que es conocida la Red de Propósito General del Ministerio de Defensa. Se calcula que actualmente la utilizan más de 50.000 usuarios y, para usarla, todos ellos han tenido que firmar un código de uso que, entre otras cosas, trata de maximizar las medidas de seguridad que estos deben tomar.
Esta red pone en contacto al órgano central del Ministerio, el Estado Mayor de la Defensa, la Unidad Militar de Emergencias, los tres ejércitos, las unidades desplegadas en el exterior y algunos otros centros y organismos.
Según informa el propio Ministerio, la investigación sobre el incidente, en la que colaboran el Centro Criptológico Nacional (CCN), el Mando Conjunto de Ciberdefensa y el propio Centro de Sistemas y Tecnologías de la Información y las Telecomunicaciones (CESTIC), todavía está en su fase previa y no se han llegado a grandes conclusiones.
Según informa El País, la red no se usa para enviar información clasificada. Este mismo medio, informa también que el Ministerio piensa que el ataque provino de “una potencia extranjera”.
De todo esto, como humildes consumidores lo único que podemos sacar en claro es que incluso el mejor antivirus tiene sus limitaciones. Por eso, es importante manejar el ordenador y los dispositivos móviles con prudencia, no ser demasiado confiados con lo que recibimos por correo electrónico y mantenernos siempre alerta de todo comportamiento que nos pueda parecer raro. Teniendo en cuenta que la mayoría de infecciones y problemas se deben a descuidos humanos, hacer esto, unido a un buen antivirus, reducirá enormemente las posibilidades de sufrir una amenaza de seguridad digital.